Barbie: un viaje de autodescubrimiento, más allá del mundo «rosa» 

Mario Xavier

26 de enero de 2024

Barbie, dirigida por Greta Gerwig, logró el éxito comercial que sus productores se propusieron desde que la idea de una adaptación live-action del carismático personaje de Mattel recibió luz verde por parte de Warner Bros, convirtiéndose en la cinta más taquillera del 2023 y la primera comedia/musical en alcanzar más de $1 billón de dólares en recaudación.

A más de su incuestionable éxito popular, el filme también ha recibido diversos reconocimientos, convirtiéndose en una de las opcionadas a alzar el Oscar 2024, aunque en el centro de una gran polémica al haberse excluido a Greta Gerwig y Margot Robbie en las categorías de dirección y actuación respectivamente, pero llevándose antes dos Globos de Oro a Mejor Canción Original, por What was I made for? de Billie Eilish y Finneas O’Connell, y la recién inaugurada categoría de Mejor Logro Cinematográfico en Taquilla, así como cuatro Critics Choice Awards a Mejor Guión Original, Mejor Diseño de Vestuario, Mejor Diseño de Producción y Mejor Canción Original, por I’m just Ken.

La historia sigue el viaje de la «Barbie estereotipada» (Margot Robbie), la muñeca más popular de Barbielandia, quien comienza a cuestionar su existencia después de que una serie de incidentes interrumpen su vida, que siempre había sido perfecta. Cuando Barbie comienza a experimentar cambios físicos, como dejar de caminar en puntillas y tener pensamientos sobre la muerte, la película da un giro, que la lleva a recurrir a Weird Barbie (Kate McKinnon), una marginada que le revela que todos los residentes de Barbieland son juguetes, y que la «crisis existencial» que experimenta es producto de los pensamientos actuales de sus creadores en el «mundo real». Esta revelación lleva a Barbie a cuestionar su supuesta perfección y la naturaleza misma de su existencia, embarcándose en una travesía a la realidad, para comprenderse a sí misma y descubrir su verdadero origen.

En el mundo real, Barbie es acompañada por Ken (Ryan Gosling), quien se ha escondido en su carro. La existencia de Ken depende enteramente de que Barbie lo reconozca como «el amor de su vida» y juntos naveguen por las complejidades del mundo, pero el viaje traerá para él duras verdades y momentos de «iluminación», entre los que conoce los beneficios del «patriarcado», lo que lo llevará a instaurar en Barbielandia, tierra en que las mujeres gobiernan, una dictadura completamente dirigida por hombres, y en que las mujeres dejen de ser quienes dicten cómo vivir.

Protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling, ambos de gran trayectoria y actuaciones dignas de todo reconocimiento, pero que en esta oportunidad han encajado perfectamente en los roles principales por los cánones de belleza con que erróneamente siempre se los ha encasillado, antes de que el público se haya permitido descubrir el enorme potencial de ambos en interpretaciones más dramáticas y complejas; sin embargo, aquí destaca cuán rubios son, la perfección de sus cuerpos, tonificación de piernas y abdómenes planos. Robbie, quien ha brillado lejos del cine comercial y demostró ser mucho más que una mujer atractiva desde I, Tonya (2017), encarna a la icónica muñeca con encanto e ingenuidad, pero sin que su actuación sea suficiente para merecerse la nominación al premio más anhelado del cine, y más aún frente a tremendas competidoras como Lily Gladstone, Carey Mulligan y Emma Stone. Gosling, por otro lado, se robó el show con su interpretación de Ken, superándose a sí mismo con sus habilidades para el canto y baile, ya demostradas en la galardonada La La Land (2016), con un personaje que se conceptualizó, destinado a demostrar que la masculinidad es una tontería o simplemente que él es un accesorio de Barbie, pero que eventualmente se permitirá generar una «revolución», gracias a un conflicto interno propio.

Barbie fue un intento valiente en el abordaje de temas como el feminismo y la masculinidad; aunque, Greta Gerwig se quedó corta en la ejecución, en contraste con lo que había conseguido con todas sus películas anteriores. La descripción del mundo de Barbie como una utopía feminista donde las mujeres gobiernan y los hombres están subyugados simplificó excesivamente la dinámica compleja de los roles de género, y armó una batalla innecesaria entre hombres y mujeres, que no debería haber sido jamás el clímax del argumento. Ken, como un símbolo de masculinidad tóxica que poco a poco adquiere liderazgo, es agradable de ver por la actuación de Ryan Gosling, aunque el personaje termina mostrándose más como un tonto, antes que un seductor aborrecible. La trama fluctúa entre una lucha por satirizar a las normas tradicionales de género, al consumismo, al deseo de vender más muñecas (que es lo que vemos mediante escuetas escenas en que sutilmente se autocritican los ejecutivos de Mattel, dirigidos por un Will Ferrell que no resulta gracioso por esta vez), y el temor de ofender a una audiencia que desea ver una historia «family friendly». Por todo esto, si bien Barbie es divertida y sus números musicales son dignos de todo elogio, resulta bastante contenida y predecible.

La película concluye con Barbie regresando a Barbielandia, y con la ayuda de dos personajes humanos, trayendo consigo el conocimiento y las experiencias que ha adquirido, para retomar el liderazgo femenino y también demostrar a Ken que él no necesita de ella, pues puede valerse por sí solo. El final es lo mejor, especialmente cuando atestiguamos que el viaje de Barbie y Ken no sólo los ha cambiado, sino que también tiene el potencial de transformar Barbielandia. Adicionalmente, cabe exaltar con creces, la participación de la fundadora de Mattel e inventora de las muñecas Barbie, Ruth Handler (Rhea Perlman) en un cameo más que conmovedor, en que explica a la protagonista (y a la audiencia) cómo una idea creativa nunca tendrá final y eventualmente superará las expectativas de su creador.

Es incuestionable el éxito comercial de la película y cómo ha disparado las ventas de Mattel, desde su estreno. Sin embargo, este suceso plantea dudas sobre su verdadero propósito: ¿Greta Gerwig dirigió Barbie para explorar temas sociales importantes o fue simplemente un vehículo para ganar dinero y financiar proyectos más ambiciosos? El que hayan destacado más, aquellos galardones vinculados a cuánto se recaudó en taquilla, nos lleva a pensar en lo último. Pese a todo, Barbie es esa dosis de entretenimiento opulento que necesitamos cada cierto tiempo, para relajarnos y reírnos, mientras portamos alguna prenda rosada.

¿Crees que Barbie, utilizó al humor y a una protagonista popular, para abordar temas profundos o es netamente un fenómeno comercial?

Mario Xavier

Editor y redactor en Colapso Views. Comunicador social con experiencia en medios impresos, agencias de publicidad digital, asesoría política y docencia universitaria.
Contenido relacionado

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *