Un filme de total emotividad; el más importante y premiado en toda la extensa filmografía del actor y director Kenneth Branagh, quien abiertamente la describió como “semi-autobiográfica.” Belfast le otorgó al cineasta irlandés el Globo de Oro a Mejor Guion Original, alcanzó 6 nominaciones en los British Academy Film Awards (BAFTAs) en que ganó como Mejor Película Británica; tambien se destacó en los Critics’ Choice Awards con los premios a Mejor Elenco, Mejor Guion Original y Mejor Actor Joven (Jude Hill) Para los Oscars 2022, aspira a triunfar en las categorías de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor Secundario (Ciarán Hinds), Mejor Actriz Secundaria (Judi Dench), Mejor Guion Original, Mejor Canción Original (Down to Joy, Van Morrison) y Mejor Sonido.
La película narra el sufrimiento de una familia en el centro de un violento conflicto católico-protestante en Belfast, capital de Irlanda del Norte y ciudad natal del director Branagh, en 1969. El cineasta nos sitúa en su infancia mediante un personaje llamado Buddy (Jude Hill), un niño de 9 años a quien únicamente le interesan el fútbol, las películas y Catherine (Olive Tennant), su linda compañera de escuela y competidora de calificaciones. Criado en un hogar pobre, pero con mucho cariño familiar, exploramos el sufrimiento a través de sus jóvenes padres (a quienes en la película solo se referirán como Pa y Ma), interpretados por Jamie Dornan y Caitriona Balfe, protestantes pero alejados de los fanatismos religiosos, por lo que se enfrentarán permanentemente a la violencia ultraconservadora y presiones por parte de ciertos intimidantes miembros del vecindario que, convertirán sus vidas en un desafío.
Sin embargo, Belfast es una historia narrada desde la inocencia y el sentido del humor de Buddy, a quien poco le importan los problemas religiosos, pues vive feliz pese al ambiente sombrío que lo rodea. El actor infantil Jude Hill es definitivamente quien ofrece la actuación más impactante en toda la película, complementándose con los demás miembros de la élite cinematográfica irlandesa y británica que forman parte del reparto.
Belfast es profundamente personal, por lo que no pretende indagar en los orígenes, motivaciones y divisiones de aquel período histórico en Irlanda del Norte. El director se preocupa más por ofrecer una visión romantizada de aquellos años y el misterio frente al contexto es precisamente lo que la hace interesante, pues no conocemos a profundidad el conflicto, sino que lo vivimos tal cual y como lo hubiese comprendido un niño pequeño. Esa es la auténtica verdad para Kenneth Branagh y su simpleza permite que, poco a poco, entendamos cómo se construye la identidad de una persona y a qué lugar podemos llamar “hogar”: definitivamente a cualquier sitio en que se encuentre presente la familia.
El cineasta es sutil y hábil al demostrar cómo prácticamente todos los seres humanos tratamos de ocultar de formas diversas los pasajes más oscuros de nuestra existencia en la memoria. Los recursos cinematográficos utilizados, entre ellos, escenas de abundantes planos sobreimpresos o múltiples hacen eco de ese mensaje; además la película fue rodada en blanco y negro, comprendiéndose perfectamente un efecto de nostalgia en torno a la cultura irlandesa de la época, sin embargo aquellas escenas en que vemos al personaje de Buddy como espectador en el teatro, en una sala de cine, viendo televisión o leyendo cómics de Thor (Branagh dirigió la primera adaptación live-action de Thor en 2011), las pantallas grandes y pequeñas, páginas y escenarios mágicamente se tiñen de color, sentando las bases del destino del protagonista más una pasión desmedida por la ficción y su necesidad imperiosa de contar historias en la adultez.
El humor negro está presente con un exquisito grado de elegancia: nosotros, en calidad de espectadores, somos unos foráneos sorprendidos en una ciudad profundamente dividida y con una familia que decide no tomar partido por ninguna de las dos posturas antípodas en plena confrontación, viéndose obligados a irse en algún punto. Ese es precisamente el segundo gran momento con el que juega la trama y otorga un cambio definitivo a la vida de Buddy: la separación.
Aunque la historia pueda percibirse como exageradamente optimista, los padres del protagonista están conscientes de que hay que dejar los problemas atrás en un ambiente en el que ya no se sienten seguros: por un lado, los líderes de las mafias locales desean expulsar a los católicos y reclutar al padre y hermano mayor de Buddy, y por otro, el mismísimo Buddy se ve envuelto de forma inocente e hilarante en el mundo del “crimen”, motivado por Moira (Lara McDonnell), una prima excéntrica y rebelde.
Pa es el único que trabaja fuera de Belfast, siendo el primero en plantear la idea de una mudanza definitiva, pero deberá enfrentarse a la negativa de Ma y sus dos hijos, todos temerosos por dejar atrás aquella estabilidad que ha formado parte de sus vidas. La resistencia al cambio llega a afectar especialmente a Buddy, quien no quiere dejar atrás a sus ancianos abuelos paternos, dos cariñosos y adorables esposos interpretados magistralmente por los laureados Ciarán Hinds y Judi Dench, ambos nominados nuevamente en las categorías de actuación de reparto.
Pop (Hinds) y Granny (Dench) encarnan aquella tierna motivación, propia de dos personas que, en el ocaso de la vida, vuelven a encontrarle sentido a todo gracias a sus nietos; verlos interactuar en escena es emoción pura. Ambos tratan de mantenerse positivos y crear las condiciones necesarias para que su nieto más pequeño esté lo más alejado posible de los conflictos que aquejan a la ciudad que tanto aman. Lo primordial para ambos es preservar el amor dentro de la familia, pese a que el dinero es escaso y la salud muy frágil, especialmente para Pop, quien batalla contra una enfermedad durante toda la película.
Hora y media de duración es suficiente para una historia sencilla y directa, sin aquellos diálogos innecesarios que tanto fascinan a la Academia y algunos críticos. Tras ver Belfast, es inevitable salir de la sala de cine con grandes deseos de volver a explorar nuestros orígenes; es una película inspiradora, pero también sobre el luto y las despedidas dolorosas que, concluye con una de las escenas que más me han conmovido ver en la gran pantalla: Judi Dench en primer plano, demostrándonos lo gran actriz que es, susurrando desgarradoramente que una vez que hemos decidido partir, no debemos mirar atrás nunca más. Esta es una película “para los que se quedaron; para los que se fueron y por todos los que perdimos.”
¿Es Belfast la película más madura de Kenneth Branagh hasta el momento?
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