La película más anticipada de la última década, retrasada en más de 5 ocasiones, finalmente se estrenó y se convirtió en una de las grandes triunfadoras de la temporada de premios. Dune ha sentado ya, un precedente de éxito, de la mano del reconocido director canadiense Denis Villeneuve al adaptar la novela homónima de Frank Herbert (1965) Un intento anterior fue el filme de 1984, dirigido por David Lynch, al que aún se le considera el más grande fracaso en la carrera del mítico cineasta, tanto en taquilla como en críticas, lo que el mismo Lynch años más tarde, justificó como el “fallido producto final de la presión de los grandes estudios.”
El compositor Hans Zimmer se llevó el Globo de Oro a Mejor Banda Sonora por su trabajo en Dune, una película con la que Villeneuve se propuso arrasar en todas las categorías técnicas, meta que alcanzó en los British Academy Film Awards (BAFTAs) con los galardones a Mejor Cinematografía, Mejor Música Original (Zimmer), Mejor Diseño de Producción, Sonido y Efectos Visuales, las mismas que también aspira alcanzar en los Oscars sumándose Mejor Película, Mejor Guion Adaptado, Mejor Diseño de Vestuario, Mejor Edición y Mejor Maquillaje y Peinado, llegando a un récord de 10 nominaciones que solo superó la gran favorita, El Poder del Perro (12)
La aventura del director Villeneuve ha logrado lo que nunca nos pudimos haber imaginado: aceptación por parte de audiencias diversas y, no necesariamente, por su elenco conformado por los actores más famosos del momento. Cabe recalcar que, Dune no es una historia de entretenimiento banal, ligera ni mucho menos sencilla de entender, lo que por años resultó ser tarea difícil para guionistas y directores que equivocadamente trataron de adaptarla al estilo “family friendly.” Es más, su argumento aborda desde la filosofía y ciencia ficción, aspectos como: supervivencia, ecología, tecnología, la fe religiosa y especialmente, a la política como vía de organización en una sociedad espacial.
Ambientada en un distante futuro, en el año 10.191, Dune nos sitúa en el desértico y escasamente poblado planeta Arrakis cuyo único “atractivo” es que en él abunda una sustancia psicodélica llamada “especia”, la cual ofrece beneficios para la salud, mejoramiento de las funciones cognitivas en quienes la consumen, a más de permitir alterar el subconsciente humano y cruzar distancias interestelares. Por tales razones este lugar que, a simple vista parece invaluable, resulta ser el sitio más codiciado del universo por parte de los aristócratas, en disputa permanente, por extraer dicho elemento; obviamente la tarea es complicada, dado que el planeta está habitado por enormes gusanos carnívoros que se desplazan por debajo de la arena, así como por los Freman, una comunidad nativa de poderosos guerreros nómadas, reconocibles por sus brillantes ojos azules, quienes tratarán de evitar, a toda costa, la extracción de la “especia.”
El protagonismo se concentra en la Casa de Atreides, una honorable y justa familia burguesa que es enviada al planeta Arrakis por el emperador del universo, para mantener el orden entre los diversos mundos. La intención del emperador es, sin embargo, sacrificar a la familia y tomar control total de las especias. La única que parecería sospechar de que algo se está tramando es Lady Jessica (Rebecca Ferguson), concubina del Duque Leto Atreides (Oscar Isaac) con quien tienen un único hijo y heredero directo al ducado, Paul (Timothée Chalamet)
Lady Jessica aporta una misteriosa profundidad a la película, dado que muy aparte de ser la pareja del duque y madre de su futuro heredero, es integrante de una hermandad mística que le permite utilizar poderes psíquicos de control de mente y voz con los que puede manipular temporalmente la voluntad de otras personas, habilidades que su hijo adolescente también posee, pero que aún no puede controlar. Dentro de dicha hermandad, surge una profecía que vaticina el futuro de Paul como un “elegido” que será el único capaz de poder salvar el universo y enrumbarlo hacia un mejor destino.
El éxito definitivo de Dune, además del prolijo trabajo de guion, dirección, iluminación y efectos visuales que ha liderado Villeneuve es la interpretación de su actor protagónico Timothée Chalamet. El papel de Paul Atreides es especialmente distinto a otros “elegidos” en el cine de ciencia ficción pues, por primera vez, se nos muestra a un adolescente real: con emociones, sentimientos y frustraciones, antes que a un mesías sabio e impoluto. Paul no tiene interés alguno en asumir responsabilidades como duque; tampoco cree estar a la altura de las expectativas de su madre y un eventual desarrollo de poderes que aún no termina de comprender. Es, tan solo, un joven normal en un escenario espacial futurista: desea saltarse las clases, no asistir a las aburridas reuniones protocolarias que dirige su padre y pasar el rato con sus amigos y mentores: Gurney (Josh Brolin), maestro de armas de la Casa Atreides y el leal guerrero Duncan (Jason Momoa), quienes harán lo que sea para protegerlo de los males que se acercan, a más de prepararlo para la ardua tarea de asumir el cargo que le está destinado desde su nacimiento.
Poco después de su llegada a Arrakis, la traición se consolida y da paso a un extenso conflicto político en que los líderes intentarán eliminarse unos a otros. Con nuestra familia protagónica, el punto más álgido de la película podemos verlo con el derrocamiento y secuestro del Duque de Atreides perpetrado por el antiguo administrador del planeta, Vladimir Harkonnen (Stellan Skarsgård), Barón de la Casa Harkonnen, quien además lo separa de Jessica y Paul. Es entonces, el momento, en que el joven y su madre logran escapar de quienes buscan asesinarlos, teniendo que cuidarse mutuamente y aprender a sobrevivir en este planeta desértico, en el que no poseen guía alguna, más allá de unos extraños y recurrentes sueños de Paul que, pueden interpretarse como saltos al futuro, en que se ve a sí mismo junto a una joven Fremen con quien podría aliarse para retomar Arrakis y reestablecer la paz. En estas fugaces, tenues y silenciosas visiones, Paul se ve siendo parte de situaciones románticas con esta misteriosa joven (Zendaya), quien, aunque como personaje no posee gran participación en la película, será la pauta de tensión, motivación e hilo conductor que se desarrollará a lo largo de la trama.
Desde la ficción, haciendo uso de simbología que solo los espectadores merecen descubrir poco a poco, los conflictos políticos y la empatía por los más necesitados son las bases fundamentales del argumento que, a diferencia de la adaptación de David Lynch, con la que injustamente hoy se pretende realizar comparaciones, se desarrolla a paso lento y sin tratar de explicarlo todo en dos horas. Es más, Dune ya ha sido anunciada como la primera parte de una saga que nos permitirá ver en pantalla, el cumplimiento de las profecías y luchas bélicas con las que deberá lidiar nuestro joven héroe, quien alejado de los lujos con los que creció, ha tenido que asumir desde la clandestinidad, un rol para el que nunca se sintió preparado, aunque manteniendo un alto sentido del honor.
Advierto que Dune culmina precisamente cuando la mejor parte está comenzando, por lo que habrán de ser pacientes y estar pendientes a la continuación de una historia que ha llegado para reinventar a la ciencia ficción, más allá de los fenómenos comerciales a los que nos hemos malacostumbrado por tantos años.
¿Crees que Dune se convertirá en la próxima saga de ficción más exitosa de la década?
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