El Poder del Perro: simbolismos tácitos construyen una gran historia

Mario Xavier

16 de marzo de 2022

¡2022 es el año del Poder del Perro! El filme, que marca el retorno de la neozelandesa Jane Campion tras 12 años alejada de la dirección cinematográfica, es la propuesta original más densa y atrevida que ha producido la plataforma Netflix en toda su existencia, a más de redefinir por completo al género western

Tras su triunfo en los Globos de Oro al recibir los galardones a Mejor Película Dramática, Mejor Directora y Mejor Actor Secundario (Kodi Smit-McPhee), la película repitió dichos logros tanto en los BAFTAs y Critics Choice Awards, aspirando hacer historia como la gran favorita de los Oscars con un récord de 11 nominaciones entre las diversas categorías técnicas, artísticas e interpretativas en que compiten tanto su directora como el cuarteto de actores protagónicos.

Adaptada de la novela homónima de Thomas Savage, El Poder del Perro nos traslada a un rancho ganadero en el estado de Montana en 1925, donde el rico hacendado Phil Burbank (Benedict Cumberbatch) alardea de sus conocimientos sobre la vida en el campo y dureza de carácter ante jóvenes aduladores que lo ven con admiración y temor. Su hermano y socio comercial es George (Jesse Plemons), un hombre radicalmente diferente a él hasta en su presentación personal: siempre bien bañado, afeitado y vestido de traje, a más de mostrarse humilde, comprensivo y cercano tanto con sus empleados como con cualquier persona que necesite ayuda. 

Tras un incidente en la pensión del pueblo, en que Phil se mofa de un joven mesero llamado Peter (Kodi Smit-McPhee) al que califica de afeminado por armar flores de papel como adornos para mesas, George retorna al lugar para disculparse y termina casi inmediatamente enamorado de la madre del chico, la viuda Rose Gordon (Kirsten Dunst), a quien se va acercando poco a poco, al punto de ayudarle con las diversas tareas de atención en el restaurante. 

Meses después, George y Rose contraen nupcias, y Phil siente que su espacio en el rancho está bajo amenaza. Enfurecido y celoso con los nuevos ocupantes de su hogar, hará de las vidas de Rose y su hijo adolescente una tortura, dejando claro que es él quien dirige los rumbos de la casa y bajo cuyas órdenes deberán someterse siempre. 

Sorprendentemente, la relación entre Phil y George es cordial pese a sus marcadas diferencias y todo esto, gracias a la influencia de un buen amigo de ambos al que nunca vemos en pantalla, pues lleva muerto más de 20 años: Bronco Henry, un hombre al que ambos hermanos elogian como uno de los más grandes vaqueros que el mundo haya visto. En las caballerizas, Phil cuida con esmero la montura de Bronco Henry, en la que ha colocado una placa en su memoria y conservado algunos objetos personales del que considera su mentor; se toma su tiempo para elogiarlo y cualquier crítica hacia él será el único punto débil que podría lastimarlo emocionalmente.

Phil y George han sido tan cercanos toda la vida que inclusive compartían su habitación de infancia hasta que, la llegada de Rose comienza a distanciarlos. En ella, encontramos a una mujer afligida y aterrada por pertenecer a una clase social en la que se siente insuficiente, pues su esposo es un hombre de influencias políticas que se reúne en casa con los personajes más poderosos del estado, y su cuñado es un enigma completo cuya sola presencia es aterradora aunque no mencione una sola palabra. Tanta es la presión en su nueva vida que, su único refugio termina siendo el alcohol.  

Phil atormenta permanentemente a Rose; se burla de ella por su manera de hablar e incluso la interrumpe presumiendo de sus habilidades con el banjo mientras esta trata de distraerse practicando con un piano que le ha regalado George. Phil se encarga de establecer un ambiente tóxico y mostrarse intelectualmente mezquino con personas a las que ve como intrusos en su espacio; Benedict Cumberbatch interpreta al personaje más complejo de su carrera: un vaquero que ejemplifica el machismo en su estado más crudo y aquello se ve reflejado en sus acciones, pues pese a ser un hombre pudiente, nunca se baña, castra a los toros con sus manos, labra la tierra personalmente y se defiende con fuerza de cualquiera que desee amenazarlo.

Otra sombra que oscurece la estabilidad de Phil es Peter, el hijo de Rose. Phil lo ve como una mujer delicada antes que un hombre de campo; el muchacho viste de ropa holgada para su escuálido cuerpo y es de pocas palabras pues también alberga traumas desde la muerte de su padre y por haber tenido que ser el hombre de su casa desde temprana edad, pero logra liberarse parcialmente de aquel ambiente nuevo para su madre y él, cuando deja Montana para ir a estudiar Medicina en la universidad. Sin embargo, durante las vacaciones atestigua los maltratos psicológicos que recibe su mamá; él quiere protegerla, pero no encuentra forma de hacerlo ante un enemigo que luce invencible.

A pesar del escenario adverso, Peter es un creativo silencioso y aunque no demuestre su masculinidad como el rudo y cruel Phil, sí hace gala de su intelecto como un hombre de ciencia que tampoco se mide ante aterrar a cualquier empleado ingenuo que lo encuentra en la soledad de su habitación, desollando y diseccionando animales de campo. Ese lado “oscuro”, eventualmente termina por impresionar al mismísimo Phil, quien toma a Peter bajo su protección y se compromete a convertirlo en un vaquero, ignorando que probablemente el chico esté articulando un plan a sus espaldas.

Desde su propio título, cita bíblica del Salmo 22:20, la película ya nos inserta en una narrativa distinta y compleja por entender, en medio de una larga disputa entre la fuerza bruta y la razón:

Libra mi alma de la espada; del poder del perro mi vida”

Fiel a su estilo, la directora Jane Campion comunica hasta con el más mínimo detalle, haciendo uso de un sinfín de simbolismos tácitos para crear una historia que, a paso lento, lleva al espectador a un final más que impactante. Aunque el filme fue rodado en su natal Nueva Zelanda, la cinematografía evoca los silencios de los espacios rurales del oeste estadounidense; sin sentimentalismos, acaba con los mitos de los vaqueros machistas y enfrenta a la ciencia con las supersticiones y prejuicios. 

Debo advertir que El Poder del Perro no es para todos; la película incluso puede resultar demasiado reflexiva y repentina. No veremos grandes eventos de acción o entretenimiento ni giros dramáticos exagerados; es una historia que Campion relató para sí misma y no pensando en ganarse la popularidad de audiencias masivas. La directora enaltece el oficio de ser cineasta y Netflix merece todos los reconocimientos posibles por confiar en una propuesta diferente, muy probablemente la película más arriesgada del 2021: estructurada por presagios, diálogos profundos y acciones sutiles.

¿Merece El Poder del Perro ser la gran triunfadora de la temporada de premios 2022?

Mario Xavier

Editor y redactor en Colapso Views. Comunicador social con experiencia en medios impresos, agencias de publicidad digital, asesoría política y docencia universitaria.
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