Cuando se conoció que el mexicano Guillermo del Toro había dirigido una nueva adaptación del clásico del cine Nightmare Alley (1947), las especulaciones frente a una nueva nominación al Oscar eran prácticamente un hecho mientras se definían las “mejores” películas del 2021. Del Toro ha seducido al público nuevamente con una atrevida y ambiciosa incursión en el cine noir que, destaca como uno de sus más grandes aciertos visuales pese a lidiar con un argumento no ficcional por primera vez, lo que en cierta forma resultó también una reinvención para él como director.
Sin embargo, parecería que solo el diseño de producción y la cinematografía son las fortalezas que la crítica especializada ha valorado en esta película, pues se ganó el reconocimiento a Mejor Filme de Época en los Art Directors Guild, lo que posteriormente también la haría merecedora a 8 nominaciones en los Critics Choice Awards (todas técnicas salvo Mejor Director y Mejor Película), 3 en los BAFTAs (Fotografía, Vestuario y Diseño de Producción) mientras los Oscars 2022 sí la consideraron a la lid de Mejor Película aparte de las categorías antes mencionadas.
Nightmare Alley es un filme sobre dudas antes que certezas; un drama de ilusiones pero que también expone los peligros a los que se enfrenta todo ser humano que es capaz de cometer los actos más brutales por dinero. Ambientada en 1940, comienza mostrándonos a Stanton Carlisle (Bradley Cooper) quemando un cuerpo y saliendo de su casa con un reloj y una radio; no sabemos quién ha muerto ni mucho menos quién es Stanton, un hombre que se dirige hacia un circo en busca de trabajo y lo consigue, en un ambiente que ya parecía familiar para él.
Stanton se reúne con Zeena (Toni Collette), una de las artistas del lugar con una reputación precedente como estafadora; la película deja a entrever que algo ocurrió románticamente entre ambos pese a que ella está casada, pero toda posibilidad de retomar una relación a escondidas se diluye ante la aparición de Molly (Rooney Mara), una actriz con la que inmediatamente logra conectarse como si se conociesen de toda la vida. Stanton es asesorado por el esposo de Zeena, el ex mentalista Pete (David Strathairn), de quien aprenderá los trucos más hábiles de este oficio, demostrándose talentoso.
Meses más tarde, Stanton logra salvar a sus compañeros de la feria de un operativo policial, haciendo uso de un talento que ahora puede presumir con gusto. Este momento le proporciona la confianza suficiente para pedir matrimonio a Molly e invitarla a que se una a él rumbo a la ciudad de Nueva York, donde anhela ser reconocido en un ambiente en el que lo principal es su progreso económico. Por dos años, el matrimonio parece estable y Stanton gana lo suficiente para llevar un estilo de vida acomodado, pero desea más; a partir de ese momento, su actitud hacia Molly pasa a ser más la de un jefe que la de un esposo.
La vida de ambos vuelve a enfrentarse a un vuelco inesperado cuando en un evento privado, conocen a la doctora Lilith Ritter (Cate Blanchett), una prestigiosa psicóloga que trabaja para las personas más poderosas y prestigiosas de la ciudad. El vínculo que Ritter establece con Stanton se convierte en el gran misterio de la película; de un tono inquietante pero alejado de todo lo sobrenatural y la ciencia ficción, pues la trama se jacta de que el más grande terror que puede existir es la naturaleza cambiante del ser humano.
Lilith ofrece a Stanton una propuesta que no podrá rechazar, netamente por un propósito que ambos tienen en común: dinero. Ella busca que nuestro protagonista estafe al millonario Ezra Grindle (Richard Jenkins) haciéndole creer que puede entrar en contacto con su amante muerta; Grindle es un hombre despiadado que se ha pasado la vida haciendo daño a otras personas, pero ingenuo al creer que las habilidades místicas de Stanton son reales y lo ayudarán a lidiar con la culpa.
El generoso pago que Ezra ofrece es tan seductor que, Stanton jamás podría negarse a pretender cumplirle con acciones que no puede materializar; esto llevará al propio Stanton a perderlo todo en su búsqueda del éxito, incluido su matrimonio con Molly y la sanidad mental. Stanton y Lilith, entre tanto, desarrollan una relación de seducción y poder: ambos parecerían estar trabajando juntos, pero a medida que avanza la película, evolucionan y queda como reto para el espectador descubrir quién se degrada moralmente de manera estrepitosa.
Pese al elenco conformado por grandes estrellas de Hollywood, el filme no depende exclusivamente de los actores (aunque Cooper y Blanchett están geniales), sino de una historia sobre el ascenso y caída de la gente ambiciosa. En 2 horas y 30 minutos, el director construye una narrativa metódica e incómoda en cada diálogo que aunque quizás no logre que los espectadores estén al borde de sus asientos todo el tiempo, pues no abusa de elementos de asombro monumentales como en sus películas anteriores, del Toro demuestra su talento para relatar una aventura clásica de no ficción en el cine noir de manera convincente y efectiva.
Nightmare Alley es una película de personajes con los que resulta imposible empatizar; el viaje existencial que Guillermo del Toro propone, nos transporta desde la mesura y el aprendizaje hasta la astucia, perturbación y por supuesto, la vulnerabilidad una vez que la vida misma nos pasa factura con “recompensas” inesperadas bien merecidas, producto de nuestras propias decisiones.
¿Es Nightmare Alley el filme con el que Guillermo del Toro ha alcanzado su plenitud como cineasta?
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