Don’t Look Up/No miren arriba es una de las películas favoritas rumbo a los Oscars 2022 y todos los demás galardones de inicio de año. Y es que para el director estadounidense Adam McKay no resulta extraño contar historias que alternen entre el drama y la mofa sobre las grandes “desgracias” que preocuparían a cualquier individuo: la predicción del colapso de la bolsa de valores por parte de unos desconfiados nerds en The Big Short (2015) y la insensibilidad presente en la cultura de los medios de comunicación con Anchorman (2004) fueron los primeros aciertos memorables que lograron que este cineasta se vea inevitablemente unido a la sátira como género cinematográfico. Con “No miren arriba”, filme original de Netflix, se rehacen las fórmulas que ya le funcionaron antes y nos plantea: ¿qué ocurriría si un par de expertos científicos alertan al planeta de su pronta extinción por la llegada de un cometa que acabará con todo?
La película obtuvo múltiples nominaciones para los premios más prestigiosos del séptimo arte, destacándose entre las más importantes: Mejor Película, Mejor Guion Original, Mejor Banda Sonora y Mejor Edición en los Oscars; compitió también por dichos reconocimientos en los BAFTAs, Globos de Oro y Critics Choice Awards sumándose las categorías a Mejor Actor (Leonardo DiCaprio), Mejor Actriz de Comedia (Jennifer Lawrence), Mejor Comedia y Mejor Elenco.
La premisa principal juega, desde los primeros minutos de la película, con cómo una noticia de tremenda importancia para la humanidad no puede ser simple y sutil, pues el control, la mesura y la sutileza no sirven cuando el futuro del planeta está en peligro; es necesario recurrir al escándalo. En el centro de todo se encuentran nuestros atípicos héroes: el Dr. Randall Mindy, interpretado por Leonardo DiCaprio, ejecutando nuevamente un rol tan emocional como intenso, y su estudiante de doctorado Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) quienes descubren al gigantesco cometa que en 6 meses colapsará contra la Tierra, lo que los motivará a tratar de llevar esa información a quienes tienen el poder de acción inmediata.
En el camino, Mindy y Dibiasky se ganan la confianza del Dr. Teddy Oglethorpe (Rob Morgan), coordinador de Defensa Planetaria de la NASA, quien les advierte del verdadero “peligro” de lo sucedido: la anteposición de intereses políticos, pues la presidenta de los Estados Unidos Jane Orlean (Meryl Streep, en un papel que se asemeja a una versión femenina de Donald Trump) tan solo se preocupa por las próximas elecciones y su candidato para la Suprema Corte, quien se encuentra envuelto en un escándalo sexual. Orlean y su equipo ignoran las advertencias y tras hacer esperar a los científicos por más de 7 horas antes de su primer encuentro, los persuaden para no revelar la información.
Es entonces cuando la película se traslada a plantear una segunda crítica; ante los evidentes bloqueos políticos para tomar acción, Mindy y Dibiasky acuden a los medios de comunicación, iniciando con “The Daily Rip”, un programa de entretenimiento que se caracteriza por ser el más popular de las mañanas. Sin embargo, nuevamente se enfrentan al rechazo y al interés por disminuir la gravedad de lo sucedido, pues para los presentadores Brie (Cate Blanchett) y Jack (Tyler Perry) resulta más importante en la agenda informativa, la ruptura entre una joven estrella pop (Ariana Grande) y su novio rapero; Dibiasky explota en llanto y desesperación al aire, mientras Mindy logra mantenerse sereno y ganarse la denominación de “El científico más guapo.”
La película tampoco excluye a sus héroes de verse atrapados en los circos mediáticos; tras su desencuentro en televisión el rostro de Dibiasky se populariza negativamente en las redes sociales y se convierte en un icono de la paranoia, mientras Mindy cede a la dinámica banal de los medios y pasa a ser el científico habitual de los programas “light” de la televisión, a más de convertirse en el amante de Brie, la presentadora que lo dio a conocer públicamente, una mujer de éxito y fama, pero que se exalta ante la sola mención del término “amor.”
Finalmente, pero no menos importante, el multimillonario tecnológico Peter Isherwell (Mark Rylance) parecería ser el único interesado en la causa de Mindy y Dibiasky, pero también resulta ser un total fiasco. Al personaje fácilmente lo podemos asociar con un Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Elon Musk, pues se jacta de tener a su disposición algoritmos de los que obtiene los detalles más íntimos de los seres humanos, a más de poder predecir la fecha exacta y causa de la muerte de cualquiera. Isherwell ve en la llegada del cometa una oportunidad, pudiendo extraer de él, recursos naturales que asegura podrán beneficiar a la vida del planeta. Por supuesto, a medida que avanza la película, se demuestra que su interés es netamente comercial.
Como toda sátira incomprendida, No miren arriba se enfrentó a un sinnúmero de críticas negativas desde su estreno en Netflix a fines de 2021, pero también a nominaciones a Mejor Película en los Golden Globes, Critics Choice Awards, Sindicato de Actores y con seguridad estará como una de las opcionadas a llevarse el Oscar en abril; no está de más mencionar que no se trata de un argumento ligero y menos aún con un final alegre. El filme pretende dar un giro a la realidad a través del triunfo absoluto del cinismo, con una sociedad que no merece ser salvada de los males que la aquejan.
Políticos corruptos y embriagados de poder que ocultan verdades incómodas; supuestos “gurus” corporativos; periodistas que más se preocupan por el escándalo y científicos ignorados por una multitud de gente fácilmente complacida y manipulada son parte de la crítica social que expone el director McKay en un argumento tan pesimista como inteligente, que se permite navegar entre lo preciso y descabellado, dejando claro que las personas simplemente están demasiado ocupadas o distraídas para cuestionar al poder, sin importar si una desgracia viene aún desde más “arriba.”
¿Qué harías si supieras que el mundo se podría acabar en 6 meses?
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