El 31 de agosto de 2021 se cumplen 24 años de la trágica muerte de la princesa Diana de Gales junto a su pareja Dodi Al-Fayed en un accidente automovilístico en París, mientras huía del asedio de los paparazzis. Las historias de vida de ricos, famosos y miembros de la realeza, especialmente cuando sus vidas han sido desafortunadas, siempre serán una fórmula efectiva para explotar por los grandes estudios cinematográficos y ahora desde plataformas de streaming: este es el caso de Spencer, el nuevo biopic dirigido por el chileno Pablo Larraín que relata la etapa de separación de Diana y su esposo, el príncipe Carlos de Inglaterra. La popular aristócrata es interpretada, en esta ocasión, por la estadounidense Kristen Stewart en un rol que le proporcionó los reconocimientos más grandes de su carrera, con nominaciones a Mejor Actriz en los premios Oscar, Critics Choice Awards y Globos de Oro.
La película nos remonta a diciembre de 1991 en unas vacaciones que la princesa tomó con la familia real en la Casa Sandringham, residencia de campo de la reina Isabel II en Norfolk, donde según los biógrafos habría decidido finalmente divorciarse de Carlos tras años de un matrimonio de apariencias y engaños mutuos, del que nacieron los príncipes William, -segundo en la línea de sucesión al trono británico- y Harry.
Quedan dudas sobre si el guion de Spencer, escrito por Steven Knight (creador de la serie de Netflix Peaky Blinders), se ha basado o no en una exhaustiva investigación de la vida real; al fin y al cabo, en calidad de espectadores no conocemos a ciencia cierta cómo exactamente tomó Diana la decisión de separarse ni tampoco los detalles más profundos de esas vacaciones, a más de la incursión de personajes cuya procedencia se desconoce: “lo saben todo”, menciona la actriz Sally Hawkins en un rol que sigue siendo misterioso aún tras el estreno del filme, pero interpreta a una confidente que también, podríamos simbólicamente interpretar como la propia conciencia de la fallecida princesa; también la película muestra interacciones ficticias de Diana con Anne Boleyn, reina consorte de Inglaterra entre 1533 – 1536 y figura clave en la separación de la realeza británica y la iglesia católica tras el polémico divorcio del monarca Henry Tudor, quien años más tarde la envió a decapitar.
Existe una alta carga dramática en toda la película, la cual es impulsada mediante diálogos profundos y escenas que muestran los desórdenes alimenticios de la princesa. Stewart demuestra, con creces, una bien estudiada gestualidad y trabajo de voz con los que se convierte en Diana. La película también nos inserta en cautivadores escenarios que paradójicamente resultan claustrofóbicos, rodeados de naturaleza a más de las extravagancias propias de la realeza británica: platillos estrambóticos para grandes banquetes (existe un énfasis muy particular en cada toma relacionada con la comida), autos de lujo y elegantísimos vestuarios.
Desde el cartel promocional se intuye sentimentalismo puro, con una Stewart desplomada en el suelo y llorando de espaldas, vistiendo un traje de gala color crema y oscuridad de fondo.
Contrario al fenómeno The Crown (Netflix), en que visualizamos todas las etapas de esta historia, Spencer se concentra solo en un período específico de tiempo, siendo 1991 el año previo al anuncio público de la separación oficial de los príncipes. La descripción de la productora NEON, a cargo del filme, lo detalla así:
“El matrimonio entre la princesa Diana y el príncipe Carlos se ha enfriado. Pese a los rumores de infidelidad, la paz llega para las festividades navideñas. Hay comida y bebida; disparos y cacería. Diana sabe qué hacer y este año será profundamente diferente.”
Haciendo eco también de lo mencionado por Kristen Stewart en una entrevista con Jimmy Kimmel ante su aceptación de este papel: Spencer abarca “un punto de vista muy personal, a lo largo de tres días”, una fórmula que ya le funcionó antes al director Larraín (y bastante bien) con películas como No (2012) y Jackie (2016), ambas basadas en figuras históricas y también con merecidas nominaciones a los Oscar.
La película se estrenó en cines el 5 de noviembre de 2021, tan solo nueve meses antes de recordarse el vigésimo quinto aniversario de la muerte de Diana Spencer, un día que no pasará desapercibido en Reino Unido y el mundo entero, pues el recuerdo y legado de la «princesa del pueblo» aún perduran en la historia moderna de la monarquía.
¿Crees que Spencer permite entender más al ser humano detrás de la inolvidable princesa de Gales?
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