Un tanto inusual, pero no imposible; la temporada de premios 2022 será particularmente recordada por nominar a un sinnúmero de musicales: entre los más destacados Cyrano, tick, tick… BOOM!, Encanto y por supuesto, el más elogiado de todos: West Side Story, remake del clásico de 1961 que también se basó en un espectáculo teatral de Broadway con la influencia shakesperiana de Romeo y Julieta.
En esta ocasión, el tres veces oscarizado director Steven Spielberg fue quien recreó West Side Story, consiguiendo un gran éxito que ya ha logrado superar a la versión original, compitiendo por 7 galardones de la Academia en las categorías de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Cinematografía, Mejor Diseño de Producción, Mejor Sonido, Mejor Vestuario y Mejor Actriz Secundaria para Ariana DeBose, la gran intérprete revelación del 2022 y ganadora del BAFTA, Globo de Oro, Sindicato de Actores (SAGs) y Critics Choice Awards en la misma categoría.
La película nos sitúa en los años 60 en el San Juan Hill, un barrio popular de Manhattan, donde dos pandillas enfrentadas: los Jets y los Sharks, se disputan el control de las calles del vecindario; los Jets son caucásicos polaco-estadounidenses, mientras que los Sharks son mestizos puertorriqueños de marcado acento latinoamericano que llegaron a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades laborales.
La xenofobia es el hilo conductor con el que Spielberg deja sentadas las bases de una rivalidad que no necesariamente es por odio racial, sino una disputa territorial que en la película mencionan como “la toma de los Estados Unidos.” Dentro de los Jets, se encuentra su ex líder Tony (Ansel Elgort), un joven en libertad condicional que se retiró precisamente por ser contrario a expresarse con métodos violentos; en un baile conoce a María (Rachel Zegler), hermana de Bernardo (David Álvarez), líder de los Sharks. Ambos se enamoran inmediatamente, pero como buena historia con influencia de William Shakespeare, la tragedia prevalecerá frente a un amor imposible.
Los problemas mayores para lo que ahora empieza a importarnos como espectadores: el amor entre Tony y María, comienzan cuando el actual líder de los Jets y amigo del protagonista, Riff (Mike Faist) busca acabar con Bernardo, tratando de reincorporar a Tony, quien tras jurarle a María en la escalera de un edificio que se volverán a ver, se niega a volver a su vieja vida, dedicándose con especial atención a trabajar en una farmacia local dirigida casualmente por una mujer de origen puertorriqueño, Valentina (Rita Moreno), quien se ha convertido en una mentora y figura materna para él, pues a través de ella ha podido comprender que Estados Unidos es y merece siempre ser una nación de inmigrantes.
Paralelamente, la película también narra la relación de Bernardo y su novia Anita (Ariana DeBose), un romance que comienza a diluirse por las marcadas diferencias de ambos ante sus comparaciones sobre la vida en Nueva York frente a Puerto Rico. Anita es una joven efusiva, carismática y positiva que tiene fe en el sueño americano; su personaje es el alma esperanzadora del argumento, mientras Bernardo siempre está a la defensiva y su pesimismo se ve reflejado en grandes deseos por volver algún día a su país o quejarse permanentemente porque la isla que lo vio nacer, pese a ser un estado asociado de los Estados Unidos, en la práctica no es valorado como tal por los norteamericanos.
Si no se disfruta de los musicales, es imposible conectar con la historia; el director desde la primera escena no se anda con rodeos e incluye un baile con el que ambas pandillas se encuentran y tras la intervención de la policía que evita un enfrentamiento, juran volver a verse en un sitio donde paradójicamente se construye el que en un futuro será el Lincoln Center for the Performing Arts, hoy uno de los centros de artes escénicas más prestigiosos del mundo.
El director no realizó modificaciones en las piezas musicales utilizadas, respetando con precisión las composiciones originales de Leonard Bernstein (+), con letras de Jerome Robbins (+) y el recientemente fallecido Stephen Sondheim, creadores de la versión de 1961. También destaca la participación de la actriz puertorriqueña Rita Moreno en su papel de Valentina; Moreno de 90 años, interpretó a Anita en la película original de 1961 siendo ganadora del Oscar a Mejor Actriz Secundaria, y es la única intérprete del elenco original que retornó para el remake, uniendo simbólicamente al pasado con el presente en escenas que son un deleite puro, especialmente cuando interactúa en pantalla con Ariana DeBose.
Steven Spielberg ha sido siempre un director de cambios permanentes, quien se divierte mientras con valentía “renace” explorando géneros nuevos. Es la primera vez que el cineasta se embarca en un musical romántico con marcadas formas teatrales que ordenan las canciones y coreografías proporcionando contextos situacionales que resultan beneficiosos para lo que exploran los personajes en escena, particularmente con el personaje de Tony, con el que puedo destacar una mayor profundidad y antecedentes que el director agregó frente a la historia original.
La dirección de fotografía y diseño de producción del polaco Janusz Kaminski, un habitual colaborador de Spielberg, son quizás los puntos más fuertes del filme si este se analiza desde sus tecnicismos, pues mediante claroscuros y abundantes planos generales, consigue situarnos de forma realista en la ciudad de Nueva York en los años 60, mientras busca recrear un efecto technicolor, emulando al sistema de teñido de la imagen que dio paso al cine que conocemos en la actualidad.
Finalmente, pero no menos importante, se encuentra la selección del reparto. Mientras la mayoría del elenco de la película de 1961 fue interpretado por actores estadounidenses, para esta versión de West Side Story, Spielberg seleccionó personalmente a artistas latinos que inclusive cuentan con largos diálogos en español en aquellas escenas familiares, en que no se encuentra un norteamericano cerca. Cabe destacar que, salvo Ansel Elgort y Rita Moreno entre los personajes principales, prácticamente todo el casting de actores lo conforman intérpretes con nula experiencia en el cine, pero destacada trayectoria previa en canto, teatro musical y ballet, siendo esta película un exitoso debut para todos ellos, concretamente Zegler, Faist, Álvarez y DeBose; el trabajo de esta última, el más aclamado por la crítica especializada.
Una historia que va del optimismo a la furia; de la esperanza a la grandeza y de las prohibiciones y prejuicios, al amor irreverente. Steven Spielberg a sus 75 años de edad, devuelve a las pantallas una historia querida y popular, situando al género musical en una nueva dimensión y por ello, sus espectadores siempre le estaremos agradecidos.
¿Qué otro género cinematográfico debería explorar el mítico director Steven Spielberg?
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