Al igual que su predesora Breaking Bad, Better Call Saul, precuela que ya superó en extensión a su serie madre, también mejora en calidad y solidez. La sexta y última de las entregas de la ficción ha resultado ser, hasta el momento, la de mayores puntos de giro a medida que se acerca a los hechos de la narrativa que conocemos desde hace 14 años.  

Alerta de spoiler: avanzar, únicamente, si estás al día con Better Call Saul

Tanto Breaking Bad como Better Call Saul no son las típicas historias “de capos”; tampoco son un drama “de ricos” como aquellos que tantas veces hemos visto en las diversas plataformas. Podríamos resumirlas como el más crudo ejemplo de la degradación del ser humano, producto de las necesidades económicas, el resentimiento y el sufrimiento, con sujetos que albergaron un alto sentido de la moral, pero en el transcurso de la vida entienden que “de la ética no se vive”, por lo que dan el salto a una vida criminal con la que nosotros como espectadores no podremos sentir más que empatía.   

Tras los eventos de la quinta temporada, Jimmy McGill (Bob Odenkirk) y Kim Wexler (Rhea Seehorn), quienes recientemente se han casado, planean su jugada más intrépida para destruir la reputación de su eterno rival Howard Hamlin (Patrick Fabian) Si bien, el matrimonio de abogados está consciente de que en el proceso podrán hacer más daño del que esperan, ha existido un pacto tácito entre ambos para permitirse atacar a Hamlin sin volver a trabajar con carteles de droga, especialmente tras la intimidante visita del capo Lalo Salamanca (Tony Dalton), a quien todo Albuquerque cree muerto tras un atentado orquestado por el también narcotraficante Gustavo “Gus” Fring (Giancarlo Esposito) 

La fallida “muerte” de Lalo fue ejecutada a manos del ex empleado de este Ignacio “Nacho” Varga (Michael Mando), quien está atrapado entre la despiadada familia Salamanca y Fring, especialmente cuando este último descubre que Lalo ha fingido su muerte y planea su venganza. Fring ve como única solución exponer a Nacho como traidor, para salvarse de una guerra con los Salamanca, pese a las negativas de Mike Ehrmantrout (Jonathan Banks) que progresivamente se ha convertido en la mano derecha de Gus y figura paterna para un Varga que, comienza a aceptar que su trayecto en el mundo del crimen y en la vida misma, están llegando al final.  

La reputación, las relaciones y la existencia están en juego en una temporada de adrenalina pura que se atreve a exponer el peor ángulo de personajes que creíamos haber descifrado por completo. Viejos rostros vuelven a verse y las muertes de personajes célebres que fueron introducidos en la precuela y no se los vio jamás en la serie madre, sientan las bases del mundo criminal en que Jimmy McGill, convertido en Saul Goodman, formará parte activa hasta su ruina total, la cual seguiremos viendo mediante flashforwards en blanco y negro.  

Si bien, Saul prometió no relacionarse más con el mundo de las drogas, públicamente se da a conocer su defensa de Lalo Salamanca bajo el alias “Jorge de Guzmán” que le otorga reconocimiento como “amigo del cartel”, lo que desemboca en que criminales de toda clase acudan a él por asesoría legal; la gran lucha interna de Jimmy con la moralidad y la llegada de dinero fácil oficialmente ha empezado, mientras Kim Wexler atraviesa una larga crisis de identidad, aceptando las travesuras criminales de su esposo e involucrándose también.

Esta temporada ha indagado en orígenes y vida íntima más que ninguna otra. Nos ha mostrado inclusive, en un flashback, a la madre de Kim pretendiendo regañarla en su niñez por robar aretes de un almacén y posteriormente celebrándola, lo que explicaría el origen de las inseguridades de la joven abogada.  De igual forma, vemos a un Gustavo Fring por primera vez vulnerable y acuartelado en su casa con extremas medidas de seguridad a cargo de Mike, y entendemos más el entorno privado de Howard Hamlin, quien atraviesa una severa crisis matrimonial y acude a terapia psicológica para tratar de mermar la depresión, pese a que ante el mundo entero siempre luzca como un hombre confiado y arrogante. Howard, eventualmente, se entera de que Kim y Jimmy están detrás de una serie de atentados contra su prestigio legal, por lo que también procede a contraatacar, contratando los servicios de un detective para que espíe a Jimmy.    

Finalmente, nos interesa saber qué ocurrirá con Lalo Salamanca, quien viaja hasta Alemania para obtener respuestas sobre el gran laboratorio que Gustavo Fring está construyendo bajo la fachada de una lavandería. Lalo es un hombre práctico y actúa bajo sus instintos, sin haber logrado perder ninguna clase de enfrentamiento ante nadie; quizás su único rival sea Mike, pero eso aún está por verse. 

Justamente Mike, con su temperamento apacible, es el único que hasta este momento la serie sigue mostrando sin grandes cambios: él es siempre el hombre que observa y protege. Lo hace con Nacho; con Jimmy y Kim; con su empleador Gus Fring y por supuesto, con su nieta, una niña inocente y cariñosa. Todos cambian a su alrededor y enfrentan el peligro, pero él se involucra desde las sombras; eficiente, pero silencioso. 

Habiendo visto la primera tanda de 8 episodios (los 6 restantes se estrenarán en julio 11 y culminarán en agosto 15), no puedo negar que pese a ser una precuela, la serie no ha parado de sorprenderme. Era obvio que veríamos un montón de muertes que explicarían las ausencias de Breaking Bad, pero jamás hubiésemos esperado que Better Call Saul pueda amenazar con superar a su predecesora; los creadores de ambas series, después de todo, son las mismas personas y se han esforzado para ofrecer conclusiones convincentes y nada apresuradas. 

Better Call Saul merece ser honrada en materia de dirección, cinematografía, guion, edición, sonido y por supuesto, actuaciones. Pocas series logran mantener tal calidad y consistencia; si la última temporada de Breaking Bad fue una comprensión clara del propósito real de sus personajes, el legado de Better Call Saul está por construirse y definitivamente, será un final amargo que no podremos olvidar con facilidad.  

¿Crees Better Call Saul ya llegó a equiparar a Breaking Bad?

Temporadas: 6

Creadores: Vince Gilligan y Peter Gould

Duración por capítulo: 45-50 minutos

Transmisión: AMC y Netflix