Ni bien comenzada la pandemia por Covid-19, múltiples historias se idearon para tratar de narrar sus acontecimientos tanto desde la ficticia exageración como a través del drama realista. Sin embargo, la gran mayoría de intentos resultaron ser desastres monumentales hasta la llegada de “Estación Once”, la primera miniserie que se concentró específicamente en el efecto psicológico post-crisis presente en los sobrevivientes que han decidido volver a edificar sus relaciones y otorgar un nuevo sentido a la vida.
Cuando en septiembre de 2014, la escritora estadounidense Emily St. John Mandel publicó la novela “Station Eleven”, jamás se habría podido imaginar que se convertiría en la mujer que logró predecir el futuro y con especial atención a los detalles. De igual manera, el guionista y creador de la adaptación para HBO Patrick Somerville, sostuvo que nunca pensó dirigir un proyecto basado en una “gripe mortal” durante una pandemia en curso; inclusive, destacando cómo los primeros episodios lograron culminarse antes del año 2020, cuando el Covid aún era un fenómeno distante.
¿De qué trata exactamente la serie?
Contrario a lo que podemos pensar, no es un argumento “pandémico.” Desde los primeros minutos, conocemos a Kirsten Raymonde (Mackenzie Davis), una joven actriz que viaja de ciudad en ciudad acompañada de la “Sinfonía Itinerante”, un grupo de artistas teatrales shakesperianos, para tratar de dar un poco de alegría a las personas que aún llevan a cuestas el dolor por la pérdida de familiares y amigos, tras 20 años del inicio de una pandemia de grandes proporciones. Advierto que, la serie requerirá de una atención muy minuciosa a los detalles, dado que avanza y retrocede entre diversas líneas de tiempo y enfatiza en la visión de los distintos personajes, todos relacionados con Kirsten.
Es así como entendemos que, nuestra protagonista actúa desde los 8 años (Matilda Lawler), siendo parte del equipo del famoso intérprete Arthur Leander (Gael García Bernal), quien repentinamente se desploma de un infarto mientras protagoniza la obra King Lear; mientras tanto en los exteriores del teatro, la civilización colapsa poco a poco tras el anuncio de una pandemia de influenza que desata agresivos síntomas en quienes la llegan a contraer, recomendándose una estricta cuarentena.
Al verse abandonada por sus colegas e imposibilitada de retornar a casa sola, Kirsten se encuentra con Jeevan (Himesh Patel), un periodista cultural de origen hindú que había acudido a ver la obra y quien, aunque inicialmente intenta reunirla con sus padres, termina haciéndose cargo de ella para protegerla de los peligros que se avecinan. La lleva a un supermercado cercano para abastecerse de provisiones y cumplir con la cuarentena en el departamento de su hermano mayor, el también periodista y escritor Frank (Nabhaan Rizwan), quien se está recuperando de una cirugía de cadera.
Kirsten, a pesar de que ya contempla la desaparición de todo el entorno que conoce, y fácilmente intuye la muerte de sus familiares y amigos, llega a un hogar conformado por dos hermanos que harán lo que sea para protegerla y asumen una responsabilidad sobre ella como redención en sus vidas que, en el transcurso de la serie, empezamos a entender que no venían nada bien. Posteriormente, la historia se trasladará a la adultez de Kirsten como miembro de la “Sinfonía Itinerante”; ya no hay rastro alguno de Jeevan o Frank, únicamente la amenaza permanente de sobrevivientes que producto de la desesperación, se encuentran al acecho de cualquier oportunidad para hacer daño. Surge entre esos peligros, la figura de un “Profeta” que también viaja de ciudad en ciudad, como mesías de la humanidad, con intenciones inmensamente sospechosas.
La historia de este “Profeta” (Daniel Zovatto) también es explorada ampliamente por la serie, regresando nuevamente a las épocas de la pandemia y en las consecuencias mentales que esta dejó en quienes lograron sobrevivir. Station Eleven no es una serie predecible; no se trata de una historia de terror, sino de un retrato crudo del sufrimiento personal, las pasiones, los vacíos del confinamiento y por supuesto, las ansias de huir de las dificultades.
Es más, la serie evidencia mediante dos posturas antípodas: el arte y el crimen, las vías de escape que tanto Kirsten como el falso “Profeta” tienen para protegerse de los recuerdos de una niñez trágica y dolorosa.
La historia permanentemente anima a los espectadores a esperar con paciencia un futuro mejor, aunque deja claro que, jamás seremos los mismos; esto lo vemos reflejado en quienes abanderan un “positivismo tóxico”, los paranoicos, los cultistas religiosos y los criminales. Para bien o para mal, si se llega a sobrevivir, será para aprender adaptarse y aceptar los años venideros con todas las complejidades de los restos de un viejo mundo y los desafíos de otro nuevo. Surgen los deseos de un regreso a la “vida normal” o, por lo menos, algo que se parezca a aquello.
¿Seremos los mismos cuando acabe la pandemia?
Temporadas: 1 (miniserie)
Creador: Patrick Somerville
Duración por capítulo: 42 – 54 minutos
Transmisión: HBO Max
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