Inicialmente planificada como una miniserie de 8 capítulos, The Sinner se estrenó en 2017 y rápidamente alcanzó alto éxito en el público fanático de los dramas psicológicos-policiales. Toda esa popularidad y aceptación desembocó en que esta ficción de USA Network y Netflix, se alargue por tres temporadas más, convirtiéndose en una serie antológica que conserva a un único personaje protagónico: el detective Harry Ambrose (Bill Pullman), cuyos métodos de investigación se vuelven siempre demasiado personales, al punto de que termina siendo víctima de los juegos mentales de los criminales a quienes persigue.
Mientras las dos primeras temporadas abordaron las vidas de personas que cometieron asesinatos, motivados por la venganza y con el denominador común de que dichos casos se produjeron en pueblos pequeños, con lentas revelaciones; la tercera entrega fue mucho más intensa: Ambrose lidió con el caso más desgarrador de toda su carrera, enfrentándose al sociópata Jamie Burns (Matt Bomer), con quien logró establecer una amistad, al punto de que su muerte terminó siendo un hecho culposo y que dejó al veterano policía, al borde de colapsar mentalmente.
Un año ha transcurrido, tanto en la realidad como en la ficción, desde los sucesos de la temporada pasada y Harry se ha jubilado. Sin embargo, mientras podríamos pensar que estar sin trabajar podría traducirse en una vida de paz y tranquilidad, él no está disfrutando de su retiro; al contrario, aún está conmocionado por la muerte de Burns, por lo que junto a su novia Sonya (Jessica Hecht) decide marcharse a una aislada isla de pocos habitantes en el estado de Maine. Sonya cree que la cercanía al mar y el sonido de las olas en una hermosa cabaña que han alquilado, ayudarán a su novio a superar sus traumas y recuperar el sueño, pues el insomnio que actualmente padece es la señal más evidente de que las cosas no están bien.
Al desembarcar, Harry y Sonya se reúnen con una amiga de ambos, a quien no pueden responder con honestidad las verdaderas razones que motivaron al retiro del detective tras 40 años de carrera. Harry no logra terminar el almuerzo, y sale a dar un paseo por la playa, donde conoce a Percy Muldoon (Alice Kremelberg), una agradable mujer con quien establece rápida conversación sobre la madre naturaleza y el “poder curativo” del océano.
Por la madrugada, Harry deja de tomar sus antidepresivos y sale a dar un paseo en el que vuelve a recordar la noche en que tuvo que disparar a Jamie Burns para salvar su vida, hasta que escucha los gritos de una mujer que pide que la “dejen en paz.” Se trata de Percy, con quien había conversado antes, y a quien ve corriendo aterrada hacia el bosque, donde se vuelven a oír gritos. Acto seguido, Percy está al borde de un acantilado, mirando misteriosamente hacia donde se encuentra Harry; luego de que intercambian miradas, ella se lanza al mar.
Ambrose alerta a la policía local, con un bonachón, pero inexperto jefe a cargo, el sheriff Raskin (Joe Cobden) Se establece una búsqueda y ningún cuerpo es encontrado, por lo que los uniformados cuestionan firmemente si Harry ha bebido o consumido drogas. Esa misma noche, Ambrose se entera de que Percy es la rica heredera de una poderosa familia de la industria pesquera local. Al sitio arriba la matriarca Muldoon y abuela de Percy, Meg (Frances Fisher) quien, aunque inicialmente cuestiona a Harry, reconoce que él es la única persona con experiencia policíaca en la pequeña isla, motivándolo a involucrarse oficialmente en la búsqueda de su desaparecida nieta.
Ambrose, entonces, comienza a seguir su instinto e investigar por su cuenta cuáles fueron los últimos pasos de Percy; se entera de que horas antes, estuvo en un bar local y de muy buen humor, incluso interpretando una canción con un amigo en el escenario. Todo ello, complica aún más el escenario, pues se desconoce completamente el contexto, a los personajes y la historia detrás de esta enigmática mujer de la que no queda rastro alguno.
Mientras tanto, Harry y Sonya empiezan a discutir ante el hecho de que está plenamente involucrado con un nuevo caso en el que está investigando a ciegas. El detective parecería ser, el único testigo presencial de lo ocurrido y está seguro de lo que vio y escuchó, convencido de que alguien tiene bajo su control a esta joven en cualquier parte de la isla; ese mismo “alguien” se encontraba también en el acantilado, la noche en que ella decidió lanzarse.
La serie conserva el misterio de sus temporadas previas, pero con una diferencia principal: en esta ocasión no hay sospechosos ni víctimas cerca. En la primera y segunda temporada, Ambrose trabajó de forma directa con los responsables de asesinatos a plena luz del día y en la tercera, se acercó al principal sospechoso de un crimen, este último, el que más lo obligó a involucrarse personalmente.
Las temporadas 1 y 2 hicieron uso de la memoria y no se limitaron en usar flashbacks; la tres se concentró en los motivos de un crimen y los movimientos de un psicópata. La cuarta temporada es una hibridación de todo lo que ya hemos visto previamente y la personalidad del protagonista, interpretado magistralmente por Bill Pullman, es el contraste más adecuado ante una historia detectivesca para nada simplona o corriente. Harry Ambrose lucha contra sí mismo más que nunca, mientras vuelve a tratar de meterse en la mente de las víctimas y culpables de su nueva investigación, consciente de los peligros.
The Sinner nunca se trató de respuestas, sino de preguntas permanentes. Se han abandonado los escenarios citadinos otra vez, pero queda claro que los misterios están presentes en todas partes y si alguien sabe cómo desentrañarlos, ese es Harry Ambrose.
¿Crees que el detective Ambrose resolverá este nuevo enigma?
Temporadas: 4 (8 episodios cada una)
Creador: Derek Simonds
Duración por capítulo: 45 – 50 minutos
Transmisión: USA Network y Netflix
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