Riverdale: el esperado final de una serie que, en el futuro será de culto

Mario Xavier

29 de agosto de 2023
Riverdale final de la serie

Tras 7 años de emisión, 2 spin-offs y 7 temporadas, Riverdale ha terminado. El drama más exitoso de la plataforma The CW en su conclusión, pasa a la historia de la televisión sin desaprovechar ninguna oportunidad para explorar géneros tan disímiles como tensión, romance, comedia sexual e incluso argumentos que caían en el terreno de lo absurdo, pues entre sus largos 137 capítulos vimos hasta musicales, asesinatos en serie e inclusive, al cuarteto de protagonistas adquiriendo súper poderes y  viajando a través de multiversos previo a establecerse en la década de los 50s, donde todo llegó a su fin.

Una vez concluida la serie, adaptación de Archie Comics y desarrollada por el nicaragüense Roberto Aguirre-Sacasa, la interrogante que nos asalta es: ¿cómo es posible desencadenar un caos tan desordenado, pero entregar a los fans un final emocionalmente satisfactorio? Quizás, nos quedaremos con esa duda para siempre. Lo que sí cabe reconocer es que Riverdale, en sus últimos tramos, dejó de ser una ficción de puro fanservice para convertirse en un clásico.

Y es que en pleno inicio de 2017, los espectadores conocimos la curiosa ciudad de Riverdale, con una perspectiva radicalmente distinta a la de Archie Comics. La historia comenzó con líos políticos, en un pueblo controlado por mafiosos y con todos los residentes a punto de sufrir las consecuencias de inexplicables asesinatos. Contrario a otras ficciones adaptadas, Riverdale nunca se conectó con otras ficciones de CW (salvo los dos efímeros spin-offs con que en algún punto se complementa, Chilling Adventures of Sabrina y Katy Keene), más bien la serie se estructuró como un thriller adolescente moderno pero con un toque retro en que destacan la iluminación neon y técnica technicolor, inspirándose en adaptaciones de Stephen King, Twin Peaks y hasta un tanto en Stranger Things, la otra ficción adolescente que se desarrollaba paralelamente. 

Aún pese a las desgracias, los protagonistas de Riverdale Archie Andrews (KJ Apa), Betty Cooper (Lili Reinhart), Jughead Jones (Cole Sprouse) y Verónica Lodge (Camila Mendes) se daban tiempo para enamorarse y burlarse los clichés de tiempos actuales y antiguos, mientras resolvían misterios realistas y sobrenaturales, jugando a ser detectives. Las noches siempre eran brumosas, el colegio muy exigente y no un mero accesorio como en la mayoría de series de este género, y las puertas de Pop’s, el diner del pueblo, siempre invitaba a los estudiantes y a nosotros como espectadores a soñar con el futuro mientras disfrutaban de grasosas hamburguesas y milkshakes con cerezas rojas brillantes en todo el centro. 

Exceptuando Cole Sprouse, el joven elenco estuvo conformado por intérpretes desconocidos, aunque guiados por estrellas reconocidas de ficciones adolescentes en los años 80s como Luke Perry (+), Skeet Ulrich, Madchen Amick, Mark Consuelos y Molly Ringwald. KJ Apa encarnó al personaje principal Archie Andrews en diversas etapas: seductor, inseguro, vengativo, luchador, artista, deportista, malhumorado e incluso sexualizado, pues la dirección no perdía oportunidad para mostrarlo en pantalla sin camiseta y sudoroso. Sin embargo, a diferencia del cómic, en la serie la prioridad principal de Andrews siempre fue resolver los problemas de su amado pueblo antes que perderse en un triángulo amoroso con Betty y Verónica. 

Por su parte, las dos mujeres principales de la ficción resultaron ser siempre almas gemelas, aunque con orígenes distintos: la rubia inocente e ingenua, y la pelinegra seductora, adicta al sexo, materialista y lideresa natural. Jughead Jones, en cambio, representaría el lado oscuro y más maduro de la serie siendo su narrador desde el episodio uno y probándose como un aspirante a escritor algo nerd, pero que también terminaría por cometer errores y desatar el caos, de vez en cuando.

Habiendo empezado como toda una revelación en su primera temporada, pronto la serie iría decayendo a medida que adquirió características de ficción fantástica y comenzó a utilizar menos tramas realistas y convincentes para sumergirnos en un laberinto interminable, al punto de que eventualmente los protagonistas concluyen el colegio y la serie pierde su encanto cuando avanzamos ocho años en el futuro: Betty es una agente del FBI, Veronica tiene su propio negocio de joyería en Manhattan, Jughead es un escritor buscando una oportunidad para despuntar y Archie se une al ejército para posteriormente retornar al pueblo convertido en un héroe de guerra. 

Contrario a lo que podríamos pensar, el destino de los protagonistas vuelve a unirse como el primer día de la secundaria, una vez que descubren la devastación moral de su ciudad, acordando todos tomar acción y reparar conjuntamente los daños. En ese proceso, la ficción nos traslada brevemente a  «Rivervale», en un viaje multiversal del que los personajes retornan al Riverdale original con superpoderes y las noticias de un meteorito que acabará con el planeta. Para tratar de evitar la catástrofe, un ángel aparece y los traslada a 1955 mientras arregla la situación, con Jughead siendo el único que conserva sus recuerdos. Así, el final está ambientado íntegramente en esa línea temporal (la original del cómic, por cierto), donde todos los personajes tienen como meta encaminar sus vidas de mejor manera, y dejar atrás los problemas que condenaron al pueblo a su destrucción. 

La serie se torna «actual», pese a la época en que la sitúan para su conclusión. Temáticas como el racismo, la homofobia y la censura de prensa cubrieron gran parte de la agenda de los episodios finales, en que los personajes tratan de resolver problemas en 1955 que, aún en el mundo de hoy no siempre parecen tener solución. Para esta etapa, Betty se ha transformado en el núcleo emocional de la serie, inicialmente auto descubriéndose como mujer joven en una época cargada de prejuicios y odio hasta lograr probarnos que todo es posible, sin importar los obstáculos. 

Para el principio del fin, volvemos (o avanzamos, ya no lo sabemos) al 2023, con una Betty de 86 años (Michele Scarabelli), recordándonos la vida exitosa que se permitió tener pero en la que nada igualó o superó aquellos años felices de la adolescencia. La anciana Betty abre los obituarios del periódico, para descubrir que Jughead Jones ha muerto, convirtiéndose así, en la última de su promoción que sigue en este mundo

Luchando contra una enfermedad y añorando su pasado, Betty tiene una visión (o quizás sea parte de la realidad, eso no queda claro y poco importa) de Jughead adolescente ofreciéndole revivir su último día con sus amigos previo a su graduación del colegio. En la vida real, Betty pide a su nieta Alice (Cecilia Deacon) que la lleve a Riverdale por última vez; mientras en su mente, ya se ha transportado hasta allá y repentinamente vuelve a ser joven. Las últimas escenas, entonces, después de que todos los conflictos habían quedado resueltos en el penúltimo episodio, más tienen que ver con la emoción y la nostalgia, así como la conexión de los personajes y su audiencia.

Los personajes sobre cualquier trama extravagante y absurda que abordó la serie, devuelven en su cierre la belleza de las relaciones que cultivaron entre todos; los protagonistas vuelven a humanizarse y no se sienten como marionetas a merced del éxito comercial. La última temporada volvió a parecerse a la primera: juvenil y llena de vida, lo que Betty anhela volver a ser, despreocupada y feliz; del mismo modo que muchos de los fanáticos que crecieron con Riverdale y siempre esperaron que la serie retorne a sus orígenes. 

Riverdale acaba inclinada a la ensoñación y a una visión mucho más emotiva y sensible para sus protagonistas. Betty vuelve a visitar a los familiares y amigos con quienes compartió cuando era adolescente y en ese mismo cuerpo (con una actuación fenomenal de Lili Reinhart) Durante casi todo el capítulo, ella se siente fuera de sincronía con los demás y desconectada en el tiempo, pero no hay tristeza en su ser, excepto cuando llega la hora de la despedida, porque será la última vez que los va a ver, y también la última vez para nosotros, los espectadores. Más allá de las lágrimas, el adiós de Betty y la narración final de Jughead estuvieron cargados de gratitud, recordándonos lo importantes que son los recuerdos (y la habilidad de crearlos) El resultado es absolutamente conmovedor, y el episodio se convierte en el mejor de toda la serie. En una sola palabra: ¡exquisito! 

No todos fueron finales felices para los ex estudiantes del Riverdale High, y eso inyecta aún más emotividad y una sensación agridulce de realismo. La vida no es un camino de rosas, pero los malos momentos tampoco son tan importantes como para ensombrecer los buenos recuerdos. Así, termina (aparentemente para siempre) Riverdale, siendo parte de la conversación sobre la cultura pop del siglo XXI desde su debut. Su fin se esperaba desde hace mucho tiempo, y ahora cabe reconocer que en muy escasas producciones se corrieron los riesgos que aquí asumieron. Por ello, el tiempo demostrará pronto que estamos, frente a una serie de culto. 

¿Te conmovió el episodio final de Riverdale o crees que, dentro de unos años, tendremos más de estos personajes?

Temporadas: 7 (137 episodios) 

Creador: Roberto Aguirre-Sacasa

Duración por capítulo: 42 – 50 minutos

Transmisión: The CW y Netflix

Mario Xavier

Editor y redactor en Colapso Views. Comunicador social con experiencia en medios impresos, agencias de publicidad digital, asesoría política y docencia universitaria.
Contenido relacionado

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *